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Mostrando las entradas de agosto, 2020

Quien Creen que Eres

Wilson se sentaba tres asientos delante de mí y era el típico chico callado del curso. El martes sacó un arma en plena clase, apuntó a nuestra maestra de literatura, la señorita Ramírez y le disparó dos veces en la cabeza. La mujer cayó pesadamente sosteniendo Rayuela de Cortázar entre sus manos. Todos sabíamos que algo así podía suceder. Hemos visto las noticias, ha habido otros casos similares. Nada es tan inesperado como queremos creer. Claro que al principio pensamos que todo era una broma, pero no era la clase de chico que juegan bromas. Tardamos apenas unos segundos en reaccionar, tiempo suficiente para que le apuntara a la cabeza a Laura Higgins y disparara nuevamente. Quizás hubo señales que decidimos no ver. Miramos hacia otro lado, incrédulos de lo que podría sobrevenir o demasiado crédulos de que no seríamos objeto del fatal destino. Porque diosito nos ama. La chica de cayó de espaldas al suelo y su cabellera rubia comenzó a teñirse de rojo carmesí. Su cuerpo t

Estética

Día 95 de cuarentena. Mi gato está recostado en el sofá observando detenidamente cada uno de mis movimientos. Sé que l as probabilidades de que me mate son bajísimas. Pero nunca cero. Tengo la teoría de que, si las personas fuéramos un poco más insensibles, hace mucho que los gatos hubieran dejado de ser domésticos. Nos utilizan como un medio para obtener techo y alimento sin esfuerzo y no dan nada a cambio. Son distantes, ariscos y rencorosos. Se violentan cuando quieren demostrar su enfado. Como lo hacía mi ex. Los más grandes manipuladores de la historia. Usan nuestro apego emocional hacia ellos en nuestra contra, para doblegarnos. Y, sin embargo, ahí está, echado en el medio del sillón. Toda gorda, mirándome con esos ojazos. Como lo hacía mi ex. Me siento a su lado, intentando molestarlo lo mínimo posible, y pongo el canal de noticias. Mientras espero a un barbudo cincuentón de traje azul me diga como el país se está yendo a la mierda, y que es culpa del gobierno

Kodokushi

Después de noventa días en aislamiento empecé a pensar que quizás muera en esta habitación y nadie se dará cuenta. Hasta que no abran la puerta estaré vivo y muerto a la vez. Algo así como el puto gato de Schrödinger. He visto demasiadas ediciones de Gran Hermano para creer que el encierro no tiene consecuencias negativas. Justo ayer hablaba de esto mismo con mi gato. Prendo la tele y uno de los mejores conductores televisivos del país sale en un anuncio publicitario para decirme que me quede en casa. « Para vencer al virus hay cuidamos entre todos » es su eslogan. Luego toma su camioneta 4x4 y se va a la mansión grande y espaciosa que tiene en el campo porque la mansión grande y espaciosa que tiene en la ciudad lo deprime. Pobre hombre. Escucho algo en la sala. Creo que es un pedazo de techo que se ha caído por la humedad. El presidente interrumpe la programación para pedir paciencia y recordar a la población que deberíamos darle las gracias, porque con el otro presidente

Preludio - Kodokushi

Sonríe. Relájate. Voy a contarte un par de historias. Luego decidirás si la he contado bien o es puta mierda. Seguramente son puta mierda, pero tenme un poco de compasión. La merezco. No es cierto. Pero tenla de todos modos. Acompáñame en este viaje. Ven dame la mano. Crucemos juntos. Mira para ambos lados. No vaya a ser cosa que terminen atropellándote. Son solo relatos de un convicto. Mi casa es ahora mi prisión, aunque de un modo u otro siempre lo fue. Mi madre me dice que son cuentos que le contarías a tu madre, pero me gusta que así sea. Mis historias son como un golpe, una cachetada repleta de sarcasmo y decepción. Ninguno es como una caminata en una tarde de verano. Mas bien son como el beso de un travesti a las cinco de la tarde en la puerta del colegio de tus hijos. Un pelo en la sopa, que puede ser tuyo o de los huevos del cocinero y que te das cuenta que está ahí justo después de habértelo puesto en la boca. Si no te gustan, te ofrezco las disculpas pert