Estética

Día 95 de cuarentena.

Mi gato está recostado en el sofá observando detenidamente cada uno de mis movimientos. Sé que las probabilidades de que me mate son bajísimas. Pero nunca cero.

Tengo la teoría de que, si las personas fuéramos un poco más insensibles, hace mucho que los gatos hubieran dejado de ser domésticos.

Nos utilizan como un medio para obtener techo y alimento sin esfuerzo y no dan nada a cambio. Son distantes, ariscos y rencorosos. Se violentan cuando quieren demostrar su enfado.

Como lo hacía mi ex.

Los más grandes manipuladores de la historia. Usan nuestro apego emocional hacia ellos en nuestra contra, para doblegarnos.

Y, sin embargo, ahí está, echado en el medio del sillón. Toda gorda, mirándome con esos ojazos.

Como lo hacía mi ex.

Me siento a su lado, intentando molestarlo lo mínimo posible, y pongo el canal de noticias.

Mientras espero a un barbudo cincuentón de traje azul me diga como el país se está yendo a la mierda, y que es culpa del gobierno anterior –no importa en qué año leas esto– mi gato se sube a mis piernas y adopta la posición de una bolita mientras ronronea.

Respondo a eso con unas caricias sobre su lomo e inmediatamente deja de ronronear, en una clara demostración de que mi afecto le molesta.

Hijo de mil putas.

Para mi sorpresa una chica hace su aparición en la pantalla y comienza a hablar de lo mal que está la economía. Las cámaras hacen un primer plano de sus pechos, que se transparentan debajo de la remera traslúcida que lleva.

No sé si a esa prenda puedo llamarla remera.

Su pantalón negro es tan ajustado que se acopla a cada uno de los pliegues de su cuerpo.

Tiro el gato a la mierda y me acerco a la tele sólo para mirarla más de cerca.

Creo que tengo hambre.

¿Es necesario estar casi desnuda para dar las noticias? Se ve que sí. Debo ser yo que se poco de medios audiovisuales.

Celebro que así sea, que quede claro. Ahora puedo masturbarme alegremente mientras me cuenten cómo mis ahorros desaparecen por la inflación. Las malas noticias duelen menos si una mujer sexualmente atractiva es quien te las dice.

¿Hay recesión? Al carajo, mirá que buen culo.

No creo que haya estudiado ciencias económicas, ni siquiera debe saber dónde queda la facultad de periodismo. Pero ¿quién necesita estudios cuando su cirujano le puso esas tetas y esa hermosa sonrisa?

Puedo sentir desde aquí el increíble dolor que sienten aquellos que están cursando el quinto año de comunicación social, cuando la chica se confunde al leer los papeles que lleva en la mano y dice Wolf Street en vez de Wall Street. 

Esto nos enseña que, en vez de gastar tu dinero en educación, es mejor gastarlo en cirugías plásticas.

¿Ella dará rating? ¿O solo la utilizan para abstraerme de la realidad, alejarme de lo importante, ocultarme lo necesario?

La imagen le gana a la información. Esto es el triunfo de la estética.

Distrae la vista, como diría mi padre.

Seguramente esta sea una operación política.

Operación es lo que le hicieron en las tetas.

No puedo dejar de preguntarme quien fue la persona a la que le pareció correcto que esta chica sea la encargada de hablar de economía en un programa de noticias. ¿Habrá hecho un casting?

Estoy casi seguro de haberla visto actuando en la obra teatral “Te Revuelvo el Guiso” con el cómico del momento y ahora informa que es esperable una baja en la bolsa de Hong Kong y que, por alguna razón, eso me afectará negativamente.

Aunque yo tenga todo en alza.

No soy de los que se preocupa por lo que pase en los mercados de otros países. El horóscopo me dijo que tendré mi Júpiter en Sagitario, lo que me hace próspero en el dinero.

Ahora van a comerciales. Es un anuncio sobre comida para gatos.

Tu mascota necesita el mejor alimento…” comienza diciendo la publicidad, cuando un hermoso ejemplar felino hace su aparición. Sus ojos celestes enamoran, su ronroneo me hace sonreír, su brillante pelo blanco esponjoso me deslumbra. El animal se frota en las piernas de su amo, una y otra vez, a la espera de su supuesto alimento favorito.

Mi gato está mirándome. Creo que me desprecia.

El programa regresa con una imagen de la chica de cuerpo completo, para que todos nosotros, los humildes espectadores, podamos apreciarla en completitud. Los focos de luz del estudio se direccionan hacia su figura y hacen que parezca angelical. Está erguida, mirando hacia el horizonte y sacando pecho.

Mi cocina tiene un par de hornallas que no funcionan. Las paredes están repletas de humedad y se está cayendo la pintura del techo.

Pero ahora nada de eso importa.

El conductor del programa se toca la picha bajo la misma mesa en que lee las noticias. Los camarógrafos hacen planos cerrados de cada una de las partes de su cuerpo. Las chicas piensan en aventurarse a la homosexualidad. El tiracables piensa en cómo se tira a la chica.

Cuando hablen de cosificación de la mujer diremos que es información de alta calidad.

Esto no debería quedar aquí, tiene que ser el puntapié de algo aún mas grande. Quiero un mundo donde mires Pornhub y te informes. Que a la actriz mientras practica sexo anal, en vez de gemir falsamente, me diga las últimas noticias del mundo del espectáculo. O que el chico en vez de poner caras lujuriosas, tenga su propia columna de deportes.

Esto es el futuro. En diez años cuando hables con alguien bien informado pensarás que es un pajero, y no te faltará razón.

Es Twitter todos comentan de la chica. Puedo imaginar los chistes que harán más tarde sobre ella.

Estamos hasta las tetas con la economía.

No sabía nada. Estaba en bolas.

Transparencia en el periodismo.

Tiene un posgrado en playboy.

Mañana el share será el más alto del canal. Todos querrán ver a la chica del momento. Muchos lo harán sólo para criticarla, otros la amarán. Habrá quienes esperen el programa con un paquete de pañuelos descartables.

Festeja el canal, festeja ella y su representante. Desde un lugar oscuro ríe su cirujano.

Todos ganan.

¿Cuál fue la noticia? A quien carajo le importa, con ese culo y esas tetas todo se puede ir a la mierda...

El noticiero termina y comienzo a sentir cosas en el estómago. Creo que estoy profundamente enamorado o solo me estoy cagando.

Voy al baño con la esperanza de que sea el número dos. Eso de los amores platónicos nunca fue lo mío.

Me siento en el retrete y busco en mi celular el Instagram de aquella chica. En la primera foto que encuentro, ella está con un bikini diminuto, mirando hacia la cámara, apretando las tetas con sus brazos.

Cómo te daría hija de puta. —pienso mientras me limpio el culo.

Cuando vuelvo a la sala el programa ha terminado y comenzado uno nuevo. Hay un pelado hablando de política, pero ya no me interesa lo que tenga para decirme. Cambio.

En otro programa de noticias muestran cómo se llevan esposado a un hombre acusado de matar a su esposa. El cronista le acerca el micrófono y el sujeto atina a decir sollozando <Lo hice por amor>

Cambio.

Escucho como mi vecina habla a los gritos por teléfono con sus nietos. Les dice que si no son obedientes y no se portan bien Papá Noel no vendrá este año. Estamos en junio.

En otro programa analizan la personalidad de uno de los nuevos participantes de un Reality Show, según su signo zodiacal y su ascendente astral.

Es un hijo de puta—dice la astróloga— no lo digo yo, lo dicen los astros.

Sigo pasando los canales. ¿No hay otros programas financieros que satisfagan mi interés sexual?

La señora sigue hablando. Sé que fue a comprar verduras y que mañana pasará por el banco. También que come temprano porque le gusta acostarse a ver un rato el programa del tipo ese que parece que está siempre duro.

Apago la televisión y voy a darle de comer al gato.

Por lo menos sigue aquí, no como cierta mujer de la que no quiero acordarme, pero me acuerdo.

Lleno la pava de agua y la pongo al fuego a calentar.

No tenía la cintura de la chica de la tele, ni ese culo redondo. Tampoco esa sonrisa radiante ni esos enormes pechos. Pero era perfecta.

La pava chilla. La saco del fuego y la vierto el agua en una taza con un saquito de té. Lo revuelvo lentamente.

Carajo, ella fue de las mejores cosas que me paso en la vida.

Mi vecina se despide de quien fuese con quien estuviera hablando ahora. Con la voz quebrada dice que los extraña, y que los quiere mucho.

Siento que solloza.

Doy un sorbo al té. 

El gato ha terminado su comida y se aleja en busca de un buen lugar para otra siesta.

Me voy a la cama con la esperanza de, por lo menos, tener una buena noche y soñar con el índice bursátil.


ESTÉTICA

Kodokushi

by Nielsen Gabrich


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