Pequeñas Cosas
Gina me llamo cerca del mediodía y me pidió que vaya a ver David. <Tengo miedo a que cometa una locura> fueron sus palabras. Intenté tranquilizarla, creyendo que era incapaz de hacer nada borde. Terminé prometiéndole que lo visitaría por la tarde para ver si todo estaba bien. David estaba deprimido y pasaba mucho tiempo solo en casa, pero supuse que era parte de su duelo. Tarde o temprano volvería a ser el mismo de siempre, sólo necesitaba un poco de espacio para digerir todo lo que había pasado. Fiel a mi promesa, cerca de las cinco estaba tocando timbre de su casa, pero nadie contestó. Golpeé la puerta y grité su nombre un par de veces, pero fue en vano. Antes de irme intenté girar el picaporte y, para mi sorpresa pude abrirla, no estaba cerrada con llave. Eso nunca puede ser una buena señal —pensé. Entré. Todo parecía tranquilo. Las cortinas estaban cerradas y las luces apagadas, como si no hubiese nadie allí. El lugar estaba limpio y ordenado, dentro de lo que c...