La Idea no es Vivir para Siempre
Imagina la cara de mi médico leyendo los exámenes a los que me he sometido hace un par de semanas atrás. Ves como su semblante cambia y se pone serio. Habla despacio, eligiendo sus palabras con cuidado. Se abstiene de ser demasiado técnico, pero sin descuidar su profesionalismo. Se muestra afable, cercano, intenta parecer amigable. Eso es lo que deben enseñarle en la facultad de medicina. No lo conocía hasta hace un par de semanas, cuando comenzaron los síntomas, y ahora me siento más ligado a él que a mi puto padre. Ya busqué los resultados en Google. Si eres un sujeto que, como yo, siempre quiere tener la razón, créeme cuando digo que hay ciertas cosas en las que es preferible estar equivocado. Ahora mi doctor, que al parecer también es mi amigo, toma mi brazo con su mano derecha mientras dice palabras como lucha, batalla, pelea, fuerza, coraje. Creo que sé de qué guerra me habla. Intento escucharlo con atención, pero ya no lo comprendo. Solo puedo ver como se mueven su...